APEIRON

Y si no tienes todas las respuestas aún te detienes ante el océano a escarbarle con los dientes numerosos gritos eónicos, no puedes más y te dejas caer en él, esta vez los murciélagos no son transparentes... en ese minuto silencioso te descubres otra vez herido y sin rumbo, los pies ligeramente alados y la cabeza de medusa en tu costado; ella es la úncia que podía morir de las tres hermanas; la mortal herida que te desangra no es más que tu propio miedo... la soledad es un estado de escenarios grises...
El contacto con el día te ánima el alma, te despides del océano y de sus numerosas cabañas de recuerdos, te alejas dando minúsculos pasos, luego se agigantan y ya te encuentras corriendo, nadie te espera, nadie te reprocha nada y los ángeles te sonrien allá en el cielo, corres, sin imaginar el peligro ni la noche ni la cena en la casa, corres y los anteojos de un escritor te parecen superficiales y aletargados, buscas en ti algo más que el silencio como creador de mundos fantásticos.... decides encontrarte con el escarabajo de Gregor y correr con él también sobre un verso de Víctor Hugo " No pregunteís su nombre a quien os pide asilo. Precisamente quien más necesidad tiene de asilo es el que tiene más dificultad en decir su nombre". Te haces amigo de Gregor sin importarte su mediocridad, su sentido de amor por los demás, su estrategia de ser bueno para agradarle a los demás, a él no le importa quién eres, corre contigo sobre la arena y el viejo océano se disuelve ante los ojos de ambos... se hallan ahora frente a numerosos relojes deshaciendose en horas celestes, una mujer duerme sobre el mediodia, el árbol de la vida se halla seco y desvalido. El viejo reloj indica La medianoche en colores dorados, una polilla deja ver aún el abismo amarillo y tu constante correr yace en un desierto de felices sonrisas y manos extendiendose en tu cuerpo...