Estoy aquí en esta silla meditando conversando escuchando renegando sonriendo y la explosión de imágenes el escozor en el oído derecho oooooo es el dolor mil veces multiplicado mil veces roída la carne nuevamente muere el color la calle nromal como siempre la noche que visita al día los misterisos peces rojos en la noche y la niña que desaparece en el cuadro solo la explosión de letras puede calmar el agua.
Desapareceremos todos en comentarios infames pero nos devolverán la libertad del ser únicos algunas veces el viejo océano nos invade y sentimos su frío en las venas en la carne en el espíritu ya no esperamos nada... todo sucede y somos con la piel erizada y la lluvia en este solitario paraje la noche las rocas el río los truenos las miles de preguntas sobre las ciudades sin nombre... es oscuro nos encantaría desvanecernos en esferas de lágrimas existe un dolor que solo se calma con más dolor...

Hoy me tiendo
en el campo azul extenso
a mirar las nubes blancas pasar
dentro en lo profundo
bullen mariposas
el campo es extenso
pienso en alguien
los sonidos
la guitarra
la canción
la noche
el humo blanco de la soledad
existe un dolor en mi costado
estoy llorando
vastedad de princesa oscura...

Hoy la tranquilidad vino hacia mi
yo viajaba en un bus
ella se acerco como leve brisa
senti su presencia
respire
las calles los individuos
los demás buses y autos
las palomas las flores
el conductor los pasajeros
el mundo
todo fue melodía
la quietud de lo no tocado
percibido sin prejuicios
te vi
eras una constelación
la tranquilidad
el sentir todo...

Hubo un espacio entre los dos...
los ojos y las manos que ahora lejanas se desprendian
en un suicidio masivo sobre la fuente de agua
los dedos ya no escriben de constelaciones
y todo se quedo silencioso al verte en la otra esquina
el árbol, los jazmines, el sol
la nada hace su presencia con su vestido de noche
y todas las flores fenecen
el corazón lila y los pétalos blancos
la tarde te trae hasta aquí con el sol en ocaso
el olor de la noche
su fría compañia
el viaje, el mar
golpeando todos los sonidos
en un solo grito
los libros de Kafka
el horizonte del retrato
tu sonrisa es absurda
y golpeo con fiereza los recuerdos
que como esferas de cristal transparente se deslizan hasta romperse
ya no estás
tu imagen se pierde en las calles sin nombre
y el vertiginoso río de medianoche
se vuelve a su origen
de peces rojos y sandalias de nieve...

Como si todos los iconos de la máquina desaparecieran tu voz viene a mi en la oscuridad de un bus cerca de la playa aún recuerdo el delfín que corono una tarde la cresta de la ola y ese mismo frío en el brazo... el innumerable desfile de granos de arena en la ventana y el frío nuevamente en esa ciudad caminando para verte me hubiese dejado caer en medio de toda esa gente a oler los pétalos de las flores que sembradas en maceteros lucian tristes... el sol que no extendía sus rayos en mi cuerpo y tú en algún lugar entre espacios que no son míos y constelaciones que no imagino... el silencio la noche en que nos escapamos a buscar el vacío aún no vuelves y el misterio de las hojas en el libro de los nombres el viento... tu voz vuelve a mi entre señales entrecortadas me observas en compañia de la luna y yo desvanezco la flor en su minuto trágico y las canciones del hipocampo... ya la sonrisa del arlequin y los caminos de los lobos están predestinados tú solo tienes que reir en la plaza y yo continuo el viaje en los espacios que imaginas... te enorgulleces de los júbilos de otros seres y te difuminas así en el espacio...