Cuando todos se han marchado
el silencio se presenta
las caracolas exactas y meditando
retroceden a costas de la oscuridad
el rumor del río
y las calladas estrellas
la soledad
y mi voz silenciosa
esta constelación de amaneceres
de despedidas
de angustias...
las velas se alejan
el horizonte no es más que el partir todos los días
cuando todos se han marchado
los jazmines caen
y los perros se vuelven en si
en la pared una líbelula oscurece
asi también oscurece mi alma
las hojas y el grito
el temor
la nostalgia
pero amanece
y con el nuevo día
el sol
los ruidos
los olores
todos tenemos días marrones...

En algún lugar
donde se quedan ensimismados los recuerdos
más allá de lo imaginado
los caballitos de mar meditabundos y sonrientes
emergen entre los corales,
la niña juega con la matrioska
y la hojarasca pierde el sentido de las horas de otoño
en algún extraño lugar
donde los libelos
se pierden en el cielo como golondrinas de ébano
alguien se detiene a contemplar la tarde en un árbol.