Bisiesto

El cielo y sus infinitas formas a través de nubes y estrellas ... recuerdas que siempre pensaste que ver el cielo en la oscuridad de la noche más el viento más las nubes más la luna era trasladarte a la antártida a ese frío secular que lo cubre todo, y eras feliz en esas noches imaginadas; hoy regresó a ti un gran libro uno que tal vez los bibliófilos pasarían por alto, uno que trata de numerosos cuentos con ilustraciones en acuarelas, ahí el alce y la copa de vino, la gitanilla y las monedas de plata, el rinoceronte rosa y su corazón de seda, en si tus tardes silenciosas moviendo las piernas en vaíven tendida sobre la cama, o sobre el césped, debajo de un árbol leyendo, que tiempos aquellos, todo era posible, leías con ojos infantiles, ahora te vuelves sobre ti cuidando de tus penas, el silencio pocas veces suele ser grato, haz visitado el cementerio y no le has temido a las sombras, hoy llevaste flores a los muertos, a los que ya no están aquí, subiste escaleras para tocar sus pies y extendiste flores para su alegría, hoy bajaste rápidamente del auto en un lapsus de emoción, con un objetivo fijo, verlos, y lo hiciste, cambiaste agua por monedas, una sonrisa por una flor, más monedas y muchas gracias; caminaste con ruidos mecánicos en la luna y pescados rabiosos con telarañas en el ombligo; el cabizbajo pintor no se despidió de ti dejó las imágenes en tu costado derecho y se marchó a un país de flores frescas y sonrisas de delfín; los sonidos se fueron con una princesa que no conoces, a un país lejano donde los sonidos se impregnan en los objetos transformándolos, te alejaste del cementerio con la sensación de haber visitado a alguien, con la primavera en los ojos del sepulturero y la sonrisa de un niño de botas metálicas...
Caminas entreteniendo tu pensamiento en la nada, todo lo imaginado es iluso y efímero, todas las estrellas son tan altas, y tú tan débil desamparado ante ellas buscas el sueño en tu morada, él tiene la edad en sus palabras, ella las tuvo también, ahora lo relacionas todo y vuelves a sentirte débil, cómo escapar de sus garras viejo océano, cómo gesticular un no en la oscuridad... Regresas al viejo libro hallado nuevamente y te tiendes sobre la tierra con su olor de verano a leer: Todas las estrellas son altas, altas y bellas...